Sunday, April 03, 2005

Salma es Frida

Por Juan Data (Originalmente publicado en La Banda Elástica, USA, 2002)

Salma Hayek se acaba de asegurar una nominación al Oscar con su personificación de Frida Kahlo. Aunque lo más relevante no es que haya actuado en la película, sino que la haya producido. Saber que una artista mexicana y confesa admiradora de la otra artista mexicana, está por detrás de un proyecto ambicioso como este, es garantía de antemano de que nos encontramos frente a una reconstrucción respetuosa y ajena a los acostumbrados manierismos hollywoodenses.
“Tenía ya muchos años de estar familiarizada con Frida –nos cuenta Salma-. Desde que tenía como catorce años había leído muchos libros y había ido muchas veces a La Casa Azul, al museo que hicieron en San Ángel donde era el estudio de Diego (Rivera). Conocí a mucha gente que la conoció. Algunos de sus alumnos. La hija de Diego…”
Frida –la película- es una detallada reconstrucción histórica de la biografía de Frida -la pintora-. Quizás ahí radique uno de los principales inconvenientes del film: en su afán por registrar la vida y obra de Frida Kahlo con exactitud, termina siendo una simple narración lineal de sucesos, sin profundizar casi nada en sub-tramas, ni desarrollar personajes secundarios.
Eso no nos priva de poder disfrutar de una buena película con una envidiable producción artística. Imposible no dejarse absorber por ese mundo surrealista que se filtra entre toma y toma con la yuxtaposición de collages, pinturas vivientes, maquetas y títeres combinando, de maneras diferentes, técnicas y texturas que crean todo un idioma visual, muy plástico y coherente.
“Frida tenía una realidad paralela de imágenes en su mente que eran completamente diferentes a lo que nosotros vemos. Era una mujer con una imaginación muy rica. Yo quería encontrar un director que pudiera hacer la película en el primer idioma de Frida que es su lenguaje visual. Julie Taymor tiene esta capacidad. Además es una mujer y eso era muy importante para mí y es una artista. Yo sabía que ella iba a entender el espíritu de una artista femenina”.
Ahora bien, lo del idioma visual, perfecto. Pero a la hora del hablar, Frida y su marido, Diego Rivera (interpretado por Alfred Molina) lo hacen en inglés. Claro, es una película de Hollywood, se entiende. Lo que no se entiende bien es por qué hablan en inglés “achicanado”, como si de inmigrantes latinos en los Estados Unidos se tratase, filtrando palabras en castellano en una especie de spanglish con acento bien marcado.
“Tiene que tener acento latino porque yo no puedo hablar inglés sin acento. Y los otros tampoco, casi todos tienen acento porque son todos latinos. Alfred (Molina) lo tiene medio que emparejar, porque sino sería raro que unos hablen con acento y otros no. Casi no hay palabras en español, más que las que no pudimos traducir como “panzón”.
-Pero las personas que están en tercer plano, los extras, sí hablan en español entre ellos, mientras ustedes hablan en inglés.
-Porque no hablaban inglés. ¡No sabían! Eran extras mexicanos. No vamos a traer extras americanos. A mí me gusta que sea así. Además, hay unos mensajes secretos que son bien bonitos en la película, que sólo nosotros los vamos a ver, sólo los que hablan español.
-Pero por ejemplo, cuando viajan a New York y hablan con los gringos de igual a igual, en el mismo idioma, ahí se rompe la ilusión. Es contradictorio.
-Te voy a ser sincera. Eres la primera persona que dice esto. No hemos tenido problemas, realmente. Pero si hubiera problema tampoco me importaría porque era la única manera que teníamos de hacer esta película.
Después está el tema de la bisexualidad y las promiscuidad de Frida y su marido. Que aunque, como aclara Salma, “la película no se trata sobre eso”, tiene un lugar preponderante en el desarrollo de la historia así como también “era una parte muy importante de la vida de Frida”.
“Teníamos que encontrar un balance en donde no nos viéramos cobardes, como que no quisimos tocar eso, pero en donde no nos desviáramos de la historia para tratar de complacer, que es justamente lo que a Frida no le gustaba hacer. Entonces teníamos que integrar esa parte pero no pasar mucho tiempo, porque tenemos dos horas para contar una historia tan intensa. Yo creo que quedó un buen balance. Obviamente, todas las escenas de desnudos son difíciles siempre. Pero cuando uno se compromete con un personaje, uno tiene que comprometerse completamente y abrazar al personaje por todo lo que es, sin hacer juicios.”
Resultado: los fans de Salma saldrán más que satisfechos al poder apreciar, en repetidas ocasiones, generosas porciones de epidermis de la curvilínea mexicana que hasta ahora se habían mantenido ocultas a la cámara. Ni siquiera el proceso de afeamiento de la actriz llega a bajar la temperatura en las escenas lésbicas.
-¿Tu personalmente, como artista, te sientes identificada con Frida en algún aspecto?
- Pues sí, en muchos aspectos. Realmente, para hacer un personaje no es bueno pensar en qué se parece a mí, en qué me identifico… La mejor forma de agarrar un personaje es desligarte totalmente de ti misma y crearlo nuevo por completo. También me cuesta trabajo decir en qué me identifico porque algunas de las cosas con las que me podría identificar son cosas que han sido inspiradas por ella. Hay aspectos de ella que yo valorizo y admiro y trato de usar esa inspiración, ser un poco como ella. Como por ejemplo su valor para ser diferente.
- Frida, para su época, era una mujer súper moderna…
- ¡Y para nuestra época es una mujer moderna!
- Ahora, ¿tu te sientes de alguna forma, un modelo de mujer latina moderna?
- No, yo no me siento nada. Mujer latina ni nada. No me ocupo de sentirme esto o el otro. Nomás me ocupo de vivir el momento.

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