Por Juan Data (Originalmente publicado en La Cosa, Argentina 2003)
Cuando en 1994 Asia Carrera irrumpió en el mundo del porno, tomó a la industria por sorpresa. Que una asiática alcanzase tanto éxito instantáneo y llegase en tan poco tiempo a compartir cartel con actrices de renombre o encabezar un elenco, donde antes las rubias platinadas tenían soberanía exclusiva, era sin duda inesperado. Más allá del nicho de películas porno de orientales, las actrices de ojos rasgados siempre se habían mantenido en un plano secundario. Asia Carrera fue entonces la primera asiática –aunque en su ascendencia se mezclen genes japoneses con irlandeses y haya crecido en New Jersey- en entrar al mundo del porno por la puerta grande, trabajando para las grandes compañías (Vivid, Wicked, Sin City, AVN) y con los más premiados directores (Paul Thomas, Brad Armstrong y su entonces marido Bud Lee).
Pero lo que hizo resaltar a Asia desde un comienzo no fue exactamente su legado étnico sino su condición de asumida nerd. Asia representaba el opuesto total al arquetipo de pornstar gringa (cabareteras trolas huecas, teñidas y brutas criadas en parques de casas rodantes en algún páramo indómito del medio-oeste norteamericano, que a los 18 años se bajan del micro en Los Angeles con el sueño de hacerse famosas a cualquier precio) y eso fue lo que, de movida, llamó la atención de los conservadores medios masivos yanquis. ¿Cómo podía ser que se dedicase a sobar petes en cámara una mina que había sido la mejor estudiante en el secundario, tenía estudios universitarios y formaba parte de Mensa (una sociedad para nerds de alto coeficiente intelectual)?
Asia diseñó y se encargó del mantenimiento de su propio web-site desde 1996 y basta con visitarlo y leer sus textos periódicos para darse cuenta que nos ecnontramos frente a una chica que además de buenas tetas tiene cerebro y sentido del humor. Además de hacer de su nombre una franquisia, con la que se forró de guita por el resto de su vida, Asia mantiene los derechos exclusivos sobre algunas de sus películas (cómo la clásica A is for Asia, donde se anima a su primera escena anal) y a pesar de haber estado bajo contrato con Vivid por varios años afirma que ha sido una de las pornstars que más control tuvieron sobre su carrera y sus decisiones artísticas.
Después del divorcio con el director Bud Lee, Asia empezó a anunciar su inminente retiro oficial del mundo del porno. Hoy se dedica a recorrer los sex-shops de Estados Unidos firmando autógrafos para sus fans (y levantando de cinco a diez lucas por presentación pública de dos horas) y así la encontramos en San Francisco.
- Se viene diciendo desde hace un tiempo que te retirás de la industria porno, ¿esta vez es para siempre?
- Ya me retiré. Hace dos meses filmé mi última película y para navidad me voy a casar (con el nutricionista/personal trainer Don Lemmon, que hace las veces de guardaespalda durante sus apariciones públicas).
- Muchas pornstars cuando se casan o están en una relación de pareja seria hacen sólo escenas con chicas, no es ese tu caso.
- No, yo además ya había anunciado que me iba a retirar cuando cumpliese treinta años y ya tengo treinta.
- Pero te ves igual de buena que cuando empezaste.
- Sólo con tetas más grandes y nariz más pequeña (risas).
- Se te conoce por ser una nerd, la pornstar más intelecual de la industria, ahora decime la verdad, ¿hay alguna otra actriz con la que puedas, detrás de cámara, mantener una conversación inteligente por más de cinco minutos?
- No, y la verdad que no me junto con chicas de la industria. No tengo amigas actrices. Ninguna sabe nada de computadoras, que es de lo que me gusta hablar a mí. Soy una nerd total. Tengo la palabra “geek” en la placa de mi auto.
- En tu website te autodenominás “la dictadora”, ¿Por qué es eso?
- Porque hago todo yo sola. Nadie más que yo manipula los contenidos de mi sitio. Yo elijo las fotos y escribo todos los textos.
- ¿Y contestás los emails de los fans personalmente?
- Todos.
- Eso debe llevarte mucho tiempo.
- Sí, pero bueno ahora que me retiré voy a tener mucho más tiempo para pasar en la computadora y dedicarme a mis cosas, tocar el piano, jugar al Unreal Tournament...
- ¿Qué hubieses sido de no haber triunfado como pornostar?
- Es imposible no triunfar como pornstar. Es muy fácil este trabajo. ¿Cómo puede irte mal?
- Bueno, no es tan fácil para los hombres...
- Eso sí. Si fuese hombre no me gustaría este trabajo. Ellos llevan lo peor. Imaginate, tienen que estar tres horas ahí, con toda la gente alrededor y entre escena y escena la chica se va a sentar con su novio a fumar y el tipo tiene que aguantar ahí y mantenerse duro...
- ¿No existen las “fluffers” (mujeres que ayudan a mantener la erección entre escena y escena a través de la estimulación oral)?
- No. Ese es un mito. Sólo en algunas películas de orgías se usan porque tienen mucho tiempo que esperar entre actor y actor.
- Y vos no hacés orgías de todos modos.
- No. Nunca.
- ¿Hay algo que cuando empezaste dijiste “esto no lo haría nunca” y luego lo acabaste haciendo?
- Hmmm... No, creo que no. Hay muchas cosas que dije que nunca haría y simplemente no las hice. Orgías por ejemplo. Hice doble penetración alguna vez y ya fue demasiado.
- En tu website decís que no te gusta trabajar con hombres muy dotados.
- Es verdad, duele mucho, después de estar tres horas se te inflama y empieza a doler. No es muy agradable. No lo disfrutás y luego se nota en la película y queda feo.
- Pero sí hiciste una vez una película con Rocco Sifriedi que lo tiene bastante grande.
- Es verdad. Y esa fue la razón por la que decidí no volver a hacer nada con él. Además de que me trató muy mal, pero esa es otra historia.
- ¿Mirás porno?
- ¡No! ¿Para qué? ¡Me aburre!
- ¿Ni tus propias películas?
- No. Jamás.
- Cuando vas a una reunión de compañeros de escuela secundaria, ¿decís cuál es tu verdadero trabajo?
- No hace falta, ya todos lo saben, alumnos y profesores.
- Para terminar, contame alguna anécdota cómica o ridícula filmando porno.
- Una vez estábamos filmando una escena en una limusina yendo a mucha velocidad por la carretera y pregunté si las ventanas estaban polarizadas y me dijeron que sí. Después de estar un rato largo ahí haciéndolo, descubrimos que no, ¡que desde afuera se podía ver todo lo que estábamos haciendo! Así que me enojé mucho. Por suerte no nos paró la policía, habría sido humillante. Pero a mi me preocupaba más que por la ruta van autos con familias y chicos y nos podían ver cogiendo.
Thursday, January 06, 2005
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment