Saturday, May 19, 2007

PRIMER JAM ARGENTINO

Por Juan Data (publicado originalmente en laturma.com circa 1999)

Sólo seis días antes del evento me enteré de su existencia y mi primera impresión sincera fue que estaba destinado al irremediable fracaso. ¿Como van a organizar una joda de esas magnitudes y avisarle al público con sólo una semana de anticipación, sin prensa, sin publicidad, sin afiches, sin flyers...? Pensé. Pero claro, quienes lo organizaban, no eran otros que La Organización, (vaya paradoja!), y todos conocemos el poder de convocatoria incomparable que tiene esta gente.
Yo había visto eventos similares colapsar después de meses de promoción, miles de flyers a color en papel ilustración y avisos pagos en el Sí de Clarín. Los había visto, vivido y sufrido. Tal vez por eso, no tuve demasiadas expectativas cuando salí aquel mediodía rumbo al microcentro porteño, con la mochila cargada de revista y una cámara de fotos. Al llegar, vi la gente esperando en la puerta y me di cuenta de que estaba equivocado.
Camino a “La Reina” tuve que desviar mi rumbo para hacer una posta en el Hotel Plaza donde se alojaban mis entrañables amigos chilenos, con quienes había acordado encontrarme a las tres de la tarde para llevarlos hasta el lugar. Se me complicó un poco porque los muchachos había salido en otro de sus tours promocionales, esta vez con destino a la radio Energy, así que no pude más que dejarles una notita en la conserjería con la dirección y el horario del “1° Jam Argentino, 101% Hip Hop”.
En la puerta de la Reina me encontré con Mr Sur a quién le encomendé el sacar las fotos; poco a poco, vi caer a los chicos de La Plata, Taiz & Cray, Pato & Roy, Tortuga, Is Real vestida como una señorita (“can´t I dress like a girl sometimes?”) y demás galería de personajes (y super MC´s...). Una hora más tarde llegó la Traffic y en su interior estaban Juan Sativo, Lengua Dura y Zaturno, abrieron la puerta, pero quedaron adentro, y desde el interior de la camioneta fluían con notable sincronía el sonido del grabador de Zaturno y el olor dulzón y penetrante de la “melaza”.
Llegó la hora de entrar y ya casi todo el mundo estaba en su asunto, o sea, los graffiteros pintaban y los b-boys bailaban mientras desde la cabina Tortuga deleitaba a la feligresía con rimas ibéricas. El aire era denso como un caldo, producto obvio de la pintura en spray condensada, multiplicada por la deficiente ventilación del local. Taiz & Cray se quedaron con el paredón más grande, el más iluminado y el mejor ubicado, los demás se repartieron salomónicamente por los costados de la pista.
Mientras me divertía viendo cómo los Tiro de Gracia querían encarar (y transarse) a cuanto ser con más de un agujero entre las piernas caminase por ahí, Apolo me llamó a la cabina donde mi informó de mi trágico destino: tenía que ser jurado (ouch!).
Los b-boys seguían practicando sus piruetas cuando vi asomarse a muchos personajes de la escena, cuya presencia no me imaginaba en ese lugar, como los chicos de 9 Milímetros (hace tanto que no se los veía en la escena) o los de Comunidad que venían acompañados de adivinen quién?... Mr. Almada! Qué hacía ahí?, no me lo pregunten a mi.
Empezó el campeonato de baile y se presentaron cuatro grupos de 7 integrantes cada uno, cual rezaba el improvisado reglamento que habían escrito en una pizarra blanca. Los New Breakers abrieron juego, una cofradía de ignotos danzarines novatos, con buen estilo y destreza pero escasa experiencia en las pistas. Pelotón de Vuelo le siguió, allí confluían B-boys de distintas edades y estilos entre los que se destacaba el inquieto Willow, con su estilo extra expresivo que se ganó al jurado.
El turno le tocó a los Air Monsters y de entrada supe que estaban destinados a combatir por el podio. Abrieron con coreografías teatrales de la mano del inigualable Black Freak, un b-boy que, como pocos, sabe ganarse la simpatía de los concurrentes con un par de sus eclécticos movimientos de electro boogie. Robertón y el Colo también formaban parte de esta coalición y demostraron un tremendo avance en ambos casos, pero se guardaron lo mejor para el final. A su turno Robertón asombró a los desprevenidos leyendo el diario mientras hacía su giro de cabeza.
El postre del banquete era Aniquilación, algo así como las ligas mayores del b-boying argentino; si yo fuera director técnico y tuviese que armar un equipo para que represente al país bailado en el campeonato mundial de Alemania, sería algo muy parecido a Aniquilación. De entrada me incomodó un poco la situación, porque se sabía que podían (o debían) ganar por afano y me pareció casi una injusticia que se tuviesen que enfrentar con los grupos chicos. Aniquilación, además jugaba de local y tenía a todo el público de su lado. En sus filas contaban con el superoriginal Fresh con su estilo cada vez más complejo y exhibicionista (se sacó los lienzos mientras bailaba!); Mugre, el artífice máximo de los giros de cabeza; Jaime, la sorpresa del equipo; Davo y el Mendo, los marplatences, las armas secretas para tener la victoria asegurada; y Apolo, el personaje más carismático de la escena, líder de La Organización, tremendo MC y uno de los b-boys con más destreza que pude ver en mi vida (aunque hay que aceptar que le faltaba entrenamiento y en otras oportunidades se lo había visto lucirse con más maestría).
Por un momento deseé que Aniquilación cometiesen algún error imperdonable, o que los Air Monsters saltasen con alguna acrobacia asombrosa, y es que está en mi sangre el ponerme del lado de los más débiles, y como dije, la situación de “afano” me ponía muy incómoda, más sabiendo que yo iba a tener que tomar el micrófono y coronar a la troupe ganadora.
Fue en vano todo intento de inclinar la balanza para el otro lado, la precisión absoluta del Mendo en sus movimientos certeros, no dejó dudas de que el premio iba para él y su equipo. Pero lo que rescaté de la noche no fue el campeonato en sí ni sus ganadores, sino el espíritu de Hip Hop que se respiraba en el ambiente, la buena onda de los b-boys, que dieron todo de sí y se esforzaron por llegar a la cima (además no arrugaron aunque sabían contra quienes se iban a enfrentar), el público atento que aplaudió a todos como correspondía y la buena organización de La Organización (valga, de nuevo, la redundancia).
La noche terminó con una serie de rappeadas de micrófono libre donde tomaron la palabra Apolo y Mugre, Los Delincuentes del Sur, Comunidad, El Ejército Milenario (gran sorpresa gran), Tortuga, Is Real y la delegación de Senegal. Los de Tiro de Gracia que habían venido con la idea de tirarse una rimas en el micro, abandonaron el recinto minutos antes de la final.
Me volví a mi casa a las 11 de la noche con el estómago vacío y los bolsillos llenos (por las ventas de la revista), aunque claro, no podía usar esa guita para comer porque tenía deudas pendientes con la imprenta así que me tuve que aguantar hasta llegar a casa. Esa noche se hacía en la Tribu la fiesta regreso de las gloriosas “Hip Hop Reggae Party” del 98 y tenía la intención de ir pero el sueño me lo impidió.

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